Es un estado de satisfacción del deber cumplido en el sentido de que no hay una preocupación futura o, por lo menos, momentánea. Aunque, visto desde otro punto de vista, es que desde mi lado no hay mucho que se pueda hacer ante determinada circunstancia, ya sea porque no nos compete o porque ya es irrelevante o de poca importancia.
Es el estado mental de relax, del no preocuparse aunque el mundo se esté cayendo. También puede verse como el estado de inhibición de no importarme nada, el no pensar, el no discutir, el no entrometerse.
Tranquilidad es tener la conciencia limpia, sin deudas ni rencores, el acumular absolutamente nada o, por el contrario, ya sentirse realizado. Eso es una paz interior que inspira y aspira, generalmente se obtiene lo personal y no en los demás.
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